Un Apunte Sobre La Ideología De Bitcoin

El pasado 25 de septiembre, en mi perfil de la red social X, publiqué un mensaje en el que no sólo recordaba estas palabras del matemático Pérez Marco, sino que alertaba de lo que, a mi modo de ver, estaba ocurriendo en la organización del evento Watch Out Bitcoin 2023..
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05 October 2023
Este artículo es una respuesta a la publicación La ideología de Bitcoin

El pasado 25 de septiembre, en mi perfil de la red social X, publiqué un mensaje en el que no sólo recordaba estas palabras del matemático Pérez Marco, sino que alertaba de lo que, a mi modo de ver, estaba ocurriendo en la organización del evento Watch Out Bitcoin 2023.

Y es que tanto el lugar elegido para la actual edición, así como la presencia en el cartel de ciertas figuras que poco tienen que ver con el universo Bitcoin, me daba la impresión de que, si es verdad que los bitcoineros no tenían ningún consenso libertario, la organización de WOB23 sí parecía tenerlo, lo cual, me parecía legítimo, pero también ejercía mi derecho a disentir.

Desde Watch Out Freedom, muy amablemente, me han ofrecido este espacio, invitándome a explicarme y abrir el debate sobre la ideología que parece tener o no tener Bitcoin.

1. EL VENENO DE LA SERPIENTE DE GADSEN

Quiero empezar mi reflexión con una pregunta, ¿acaso Bitcoin tiene ideología?

Considero que la respuesta es un Sí categórico y esta ideología está presente desde antes de la creación de la propia reserva de valor digital.

Desde que Eric Hughes escribiese en 1993 el “Manifiesto cypherpunk”, la ideología libertaria ya estaba presente escrita en negro sobre blanco, (o en ceros y unos, tratándose de código). Hughes y el resto de cypherpunks dejaron un legado marcado por la búsqueda de la independencia del individuo soberano y la búsqueda de la libertad contra la injerencia de los gobiernos.

Famoso es el caso del cypherpunk John Gilmore presentándose como acusación en el caso Gimore Vs. Gonzales en el que, Gilmore demandaba a una compañía de aviación por la obligación de identificarse a los pasajeros de un vuelo interno en los Estados Unidos de América. También, que otro de los cypherpunks, Tim May, fuese uno de los fundadores del movimiento crypto-anarquista, marcadamente anarcocapitalista, pone a la ideología libertaria en el núcleo de lo que posteriormente será Bitcoin, (y, en japonés, una de las traducciones para la palabra “núcleo”, es precisamente “nakamoto”)

Una vez que Satoshi Nakamoto crea la moneda y el difunto Hal Finney publica su famoso post en Twitter indicando “Running Bitcoin” el 10 de enero de 2009, se daba pistoletazo de salida al sueño capitalista libertario de Friedrick Hayek, cuando en 1984, durante una entrevista, predijo la creación de una moneda al margen de los gobiernos centrales. O también, la idea de otro ilustre economista liberal, Milton Friedman, que en 1999 declaró desear una moneda inconfiscable para las transacciones privadas.

Así, desde el mismo momento de la creación de Bitcoin, esta reserva de valor, inconfiscable y seudónima, se asoció con la escuela austriaca y a sus tesis económicas.

La adopción de Bitcoin sirvió como caja de resonancia para la expansión de esta idea liberal-libertaria de Bitcoin, siendo los preceptos ideológicos de la Escuela Austriaca los que marcarían el devenir ideológico a lo largo de su historia.

Desde entonces, podemos encontrarnos en el bando de Bitcoin a respetadas figuras del anarcocapitalismo e histriónicos economistas como puede ser, el hoy asesor económico del Gobierno de El Salvador, Max Keyser. Ideas como las de las ciudadelas, espacios cerrados donde puedan convivir bitcoiners al margen del Estado, (deseando, por cierto, leer “Micrópolis” de Álvaro D. María), o la capacidad de tener una economía privada fuera de los tentáculos de los gobiernos depredadores de riqueza, han cautivado a bitcoiners de todo el mundo.

No es de extrañar, por tanto, que las tesis paleolibertarias hayan cuajado también dentro del universo bitcoiner. Los seguidores de Misses o Garrett encuentran en los fundamentos de Bitcoin un vehículo ideal para defenderse contra gobiernos con rostro o sin él.

Precisamente es en contra de los “gobiernos sin rostro”, donde Bitcoin, como moneda de defensa individual, como el veneno de la serpiente de Gadsen, (que no ataca sino la amenazan), ha encajado como un guante para las tesis de la derecha iliberal, esa que busca combatir a unas “élites globalistas” indeterminadas o lo que el escritor, anarquista sin adjetivos, Kevin Carson, llama “libertarios vulgares”

No es casualidad entonces, que los nombres de “Bitcoin”, “Satoshi” o “Nakamoto”, aparezcan con frecuencia en los nicks de cuentas dedicadas a la difusión de ideas reaccionarias: desde amenazas a la familia tradicional por parte de la cultura Woke, a la civilización occidental por medio de un “gran reemplazo” o a nuestra dieta de proteínas, (sin duda, mi conspiración preferida, la del gobierno global comunista que nos va a poner a todos a comer grillos a través de CBDCs programables)

Ya sea por simpatizantes de estas ideas o por partidos políticos con ideas particulares que pagan a empresas de astroturfing para difundirlas, lo cierto es que, el ciudadano de a pie, cuando abre sus redes sociales, se encuentra que Bitcoin y/o las llamadas criptomonedas van asociadas a una ideología política muy concreta.

Es por esto por lo que, en tiempos de polarización, una parte mayoritaria de la “izquierda”, (y escribo el término entrecomillado por razones que más abajo explicaré), a tomado una posición frentista en contra de Bitcoin, asociándola poco más que con las 7 plagas de Egipto. Es común encontrar términos como estafa y expresiones como ruina económica de las familias, especulación salvaje, cambio climático, océanos hirviendo e ideología fascista.

Así que no es de extrañar que, en los canales de izquierdas se puedan escuchar afirmaciones como la que reproduzco a continuación:

“…Y con el tema del Bitcoin, lo que estamos es, podía decirlo así… disfrutando. Disfrutando porque se está poniendo en evidencia lo que muchos economistas de izquierdas y heterodoxos llevábamos tiempo diciendo. Y es que, las criptomonedas y, en particular, el Bitcoin (sic.), no aportan nada. De hecho, al revés, restan, porque existe un consumo energético tremendo para no aportar ningún tipo de utilidad y que, encima, para el colmo, se habían montado una burbuja especulativa en el que la gente, sobre todo los grandes inversores se estaban haciendo de oro a costa de que mucha gente perdiera ahí parte de sus ahorros, ¿no?

Entonces, es triste que la gente esté perdiendo sus ahorros, pero también, al mismo tiempo, es también una buena noticia que esa burbuja ya haya pinchado y que ya se haya visto, de buenas a primeras, como era nada más que un bluf. Esto es algo que muchos decíamos y se reían de nosotros y, ayer, Yago hizo un programa muy chulo en el que enseñaba esos tweets que todos estos fanáticos de las criptomonedas ponían por entonces, en plan, “guardad los tweets para enseñarlos dentro de un año y les daremos su merecido. Les enseñaremos lo que es el mundo de las criptomonedas” Pues, efectivamente, nos lo han enseñado para mal, para demostrar que eran un fiasco”

Eduardo Garzón Espinosa, en el canal de youtube “Pandemia Digital”, 19 de noviembre de 2022, (precio Bitcoin ese día 16,638$)

Entonces, ¿ya está?

¿Se equivocaba el profesor Pérez Marco cuando afirmaba que los bitcoiners no son libertarios que están en contra de las políticas sociales?

¿El no consenso libertario de los bitcoiners se limita a tomar una posición ideológica entre declararse anarco-liberal o iliberal?

¿Ser bitcoiner te obliga a posicionarte a la derecha del diagrama de Nolan más o menos arriba?

¿La única manera de que alguien de izquierdas se implique en economía es suscribir Letras del Tesoro para financiar al Estado y que este sea redistribuidor de la riqueza e impulsor de políticas sociales y ecológicas?, (como ha afirmado el propio Garzón en un reciente vídeo)

¿No es posible ser un bitcoiner progresista?

2. EL LIBRO ROJO DE SATOSHI

Álvaro D. María, en un tweet de 18 de junio de 2023, afirmaba lo siguiente: “…El inversor profesional tradicional lo va a tener fácil. Lo difícil va a ser para los pensionistas, boomers e izquierdistas que creen que esto es una cosa libertaria”

Sin entrar a valorar la ortodoxia de pensamiento de la gran mayoría de los seguidores de las tesis marxistas que consideran que “izquierda” es solamente lo que ellos digan y que dicho pensamiento haya calado, incluso, entre aquellos que poco o nada tienen que ver con ideologías de izquierdas, el matiz que, en este tweet, hace Álvaro D. María me parece muy interesante:

Los grandes perdedores en la nueva economía digital serán los pensionistas, (y resto de dependientes de ayudas sociales en dinero FIAT), boomers que no han sido capaces de adquirir las habilidades tecnológicas e “izquierdistas” negacionistas de la economía fuera del Estado, (en lo que no estoy de acuerdo con el autor del tweet es en el hecho de que Bitcoin no sea “una cosa libertaria”, como he expuesto al principio del artículo)

Así pues, ¿existe una izquierda que encaje dentro de la idea de Bitcoin? ¿Puede una persona de izquierdas abrazar Bitcoin sin perder un ápice de su conciencia progresista, ni sufrir por convertirse en “un rojo con Iphone”? (por pueril y maniqueo que sea este silogismo)

Es decir, ¿es compatible ser bitcoiner y, a la vez, un zurdo de mierda? (Dígase esta expresión a gritos, despeinado y sacando espumarajos por la boca, como haría algún político histriónico muy del gusto de los lectores)

Volvamos al principio, a los cypherpunks, origen de la idea que más adelante daría lugar a Bitcoin.

Cuando en revistas especializadas o artículos que hablan sobre criptomonedas y se menciona a los cypherpunks, siempre aparecen los mismos nombres que antes he mencionado: Hughes, May y Gilmore. Sin embargo, pocas veces se menciona a Jude Milhon, la denominada primera mujer hacker, de marcada conciencia libertaria, militante feminista, activista de los derechos civiles, activa en la desobediencia y perteneciente a la asociación Computer Professionals for Social Responsability.

Con esto quiero decir que, ha trascendido la idea por la que el germen de Bitcoin partía de las ideas de un grupo de personas anarcocapitalistas y admiradores de Hayek, pero en el grupo de los y la cypherpunk también había otros integrantes, en los que primaban la conciencia social por encima de la libertad económica.

Ideas como la de las ciudadelas, (donde ese “grupo de Youtubers”, en palabras de D.María, se refugiarían de los Estados), también están muy presentes dentro de la cosmovisión del libertarismo de izquierdas.

Sin irnos tan lejos a buscar falansterios prudhonianos del s.XIX, en 1990, el autodenominado “anarquista ontológico” Hakim Bey, ya adelantaba en su obra más famosa la creación de las Zonas Temporalmente Autónomas, (TAZ), siendo uno de los escritos fundacionales del movimiento agorista y que pone de manifiesto, la independencia en el ciberespacio o la capacidad de autoorganización al margen de los estados. El municipalismo libertario del historiador Murray Bookchin, y que se materializaría en los ayuntamientos de la república kurda de Rojava, es heredero directo de las TAZ de Hakim Bey.

La criptoeconomía, también es un pilar fundamental del Agorismo del filósofo libertario Samuel Konkin III, donde se aspira a construir una sociedad libre no a base de acciones políticas, sino a base de una contraeconomía fuera de los estados y sin reparos de mancharse las manos en los llamados “mercados grises”, (¿podría ser Ross Ulbritch, fundador de Silk Road, el mártir del agorismo?)

Mutualismo municipalista, agorismo, contraeconomía, criptoeconomía son términos que nos recuerdan que existe una izquierda libertaria más allá del viejo filósofo económico barbudo y donde una moneda seudónima e inconfiscable es necesaria.

¿Qué hubiera sido del anarcosindicalismo si, en vez de “vales de trabajo”, las comunas hubieran manejado un dinero inconfiscable como Bitcoin, (o anónimo como Monero), para sus cajas de resistencia? (Si un camionero canadiense consiguiese viajar en la máquina del tiempo, tal vez podría enseñarle a la CNT como combatieron con existo al gobierno de Justin Trudeau)

Aunque haya filósofos como el británico Mark Alizart que afirmen en su obra “Criptocomunismo”, que el sueño de Marx se hace realidad con Bitcoin, “desestabilizando al Estado e impidiendo que este vuelva a resurgir de sus cenizas, más fuerte todavía”, lo cierto es que una idea como Bitcoin se ajusta no tanto en el marxismo como sí en la corriente minoritaria del anarquismo llamado “post-izquierda”, contrario a la ortodoxia férrea de un marxismo controlador.

Es en esa izquierda libertaria que reniega de la relación entre la izquierda tradicional y la política en donde se ajusta la idea de un Bitcoin rojo.

Más arriba, he mencionado al escritor Kevin Carson, antes mutualista y hoy declarado anarquista sin adjetivos, (esa corriente de pensamiento que cree en la idea de una “panarquía” donde diferentes ideas libertarias puedan convivir en cantones separados) Carson, como otros tantos de la minoritaria post-izquierda son progresistas que beben de las teorías libertarias de Rothbard y del egoísmo de Max Stirner, exactamente igual que beben los economistas austriacos, sosteniendo su vaso con la mano derecha.

Aunque el universo Bitcoiner se llene de reaccionarios y criptobros, lo cierto es que existen pequeños espacios minoritarios para los bitcoiners con conciencia social, (el podcast “The Progressive Bitcoiner” es uno de ellos), y ya entrando fuera de Bitcoin y metiéndonos en las criptomonedas, un ejemplo de criptoeconomía social son la plataforma Ethichub de inversión en café de comercio justo, la ReFi o financias regenerativas en contraposición a las DeFi, (con la blcokchain de Celo a la cabeza), la economía Phi del argentino Alejandro Sewrjugin o el movimiento G1 del francés Stéphane Laborde, (invitado en WOB2023), y que intenta con su moneda libre Juna, replicar el milagro de Wörgl que soñó en su día el economista italiano Silvio Gesell.

Tal vez, la misión de los bitcoiners progresistas sea esa, la de convertirnos en divulgadores de la palabra y explicar que Bitcoin, es un vehículo de emancipación para las clases populares mayor que cualquier Estado paternalista. Y todo ello, a riesgo de ser devorados por los leones en un circo romano frente a las autoridades políticas e intelectuales a derecha izquierda.

Desde estas líneas invito a que, en nuevas ediciones, haya invitados en WOB2024 que pertenezcan a la disidencia ideológica y a las corrientes minoritarias del movimiento Bitcoin.

Quiero acabar esta reflexión como empecé, con esa frase de Ricardo-Pérez Marco que dice: “cuidadito con lo que no somos”

El pasado 25 de septiembre, en mi perfil de la red social X, publiqué un mensaje en el que no sólo recordaba estas palabras del matemático Pérez Marco, sino que alertaba de lo que, a mi modo de ver, estaba ocurriendo en la organización del evento Watch Out Bitcoin 2023.

Y es que tanto el lugar elegido para la actual edición, así como la presencia en el cartel de ciertas figuras que poco tienen que ver con el universo Bitcoin, me daba la impresión de que, si es verdad que los bitcoineros no tenían ningún consenso libertario, la organización de WOB23 sí parecía tenerlo, lo cual, me parecía legítimo, pero también ejercía mi derecho a disentir.

Desde Watch Out Freedom, muy amablemente, me han ofrecido este espacio, invitándome a explicarme y abrir el debate sobre la ideología que parece tener o no tener Bitcoin.

1. EL VENENO DE LA SERPIENTE DE GADSEN

Quiero empezar mi reflexión con una pregunta, ¿acaso Bitcoin tiene ideología?

Considero que la respuesta es un Sí categórico y esta ideología está presente desde antes de la creación de la propia reserva de valor digital.

Desde que Eric Hughes escribiese en 1993 el “Manifiesto cypherpunk”, la ideología libertaria ya estaba presente escrita en negro sobre blanco, (o en ceros y unos, tratándose de código). Hughes y el resto de cypherpunks dejaron un legado marcado por la búsqueda de la independencia del individuo soberano y la búsqueda de la libertad contra la injerencia de los gobiernos.

Famoso es el caso del cypherpunk John Gilmore presentándose como acusación en el caso Gimore Vs. Gonzales en el que, Gilmore demandaba a una compañía de aviación por la obligación de identificarse a los pasajeros de un vuelo interno en los Estados Unidos de América. También, que otro de los cypherpunks, Tim May, fuese uno de los fundadores del movimiento crypto-anarquista, marcadamente anarcocapitalista, pone a la ideología libertaria en el núcleo de lo que posteriormente será Bitcoin, (y, en japonés, una de las traducciones para la palabra “núcleo”, es precisamente “nakamoto”)

Una vez que Satoshi Nakamoto crea la moneda y el difunto Hal Finney publica su famoso post en Twitter indicando “Running Bitcoin” el 10 de enero de 2009, se daba pistoletazo de salida al sueño capitalista libertario de Friedrick Hayek, cuando en 1984, durante una entrevista, predijo la creación de una moneda al margen de los gobiernos centrales. O también, la idea de otro ilustre economista liberal, Milton Friedman, que en 1999 declaró desear una moneda inconfiscable para las transacciones privadas.

Así, desde el mismo momento de la creación de Bitcoin, esta reserva de valor, inconfiscable y seudónima, se asoció con la escuela austriaca y a sus tesis económicas.

La adopción de Bitcoin sirvió como caja de resonancia para la expansión de esta idea liberal-libertaria de Bitcoin, siendo los preceptos ideológicos de la Escuela Austriaca los que marcarían el devenir ideológico a lo largo de su historia.

Desde entonces, podemos encontrarnos en el bando de Bitcoin a respetadas figuras del anarcocapitalismo e histriónicos economistas como puede ser, el hoy asesor económico del Gobierno de El Salvador, Max Keyser. Ideas como las de las ciudadelas, espacios cerrados donde puedan convivir bitcoiners al margen del Estado, (deseando, por cierto, leer “Micrópolis” de Álvaro D. María), o la capacidad de tener una economía privada fuera de los tentáculos de los gobiernos depredadores de riqueza, han cautivado a bitcoiners de todo el mundo.

No es de extrañar, por tanto, que las tesis paleolibertarias hayan cuajado también dentro del universo bitcoiner. Los seguidores de Misses o Garrett encuentran en los fundamentos de Bitcoin un vehículo ideal para defenderse contra gobiernos con rostro o sin él.

Precisamente es en contra de los “gobiernos sin rostro”, donde Bitcoin, como moneda de defensa individual, como el veneno de la serpiente de Gadsen, (que no ataca sino la amenazan), ha encajado como un guante para las tesis de la derecha iliberal, esa que busca combatir a unas “élites globalistas” indeterminadas o lo que el escritor, anarquista sin adjetivos, Kevin Carson, llama “libertarios vulgares”

No es casualidad entonces, que los nombres de “Bitcoin”, “Satoshi” o “Nakamoto”, aparezcan con frecuencia en los nicks de cuentas dedicadas a la difusión de ideas reaccionarias: desde amenazas a la familia tradicional por parte de la cultura Woke, a la civilización occidental por medio de un “gran reemplazo” o a nuestra dieta de proteínas, (sin duda, mi conspiración preferida, la del gobierno global comunista que nos va a poner a todos a comer grillos a través de CBDCs programables)

Ya sea por simpatizantes de estas ideas o por partidos políticos con ideas particulares que pagan a empresas de astroturfing para difundirlas, lo cierto es que, el ciudadano de a pie, cuando abre sus redes sociales, se encuentra que Bitcoin y/o las llamadas criptomonedas van asociadas a una ideología política muy concreta.

Es por esto por lo que, en tiempos de polarización, una parte mayoritaria de la “izquierda”, (y escribo el término entrecomillado por razones que más abajo explicaré), a tomado una posición frentista en contra de Bitcoin, asociándola poco más que con las 7 plagas de Egipto. Es común encontrar términos como estafa y expresiones como ruina económica de las familias, especulación salvaje, cambio climático, océanos hirviendo e ideología fascista.

Así que no es de extrañar que, en los canales de izquierdas se puedan escuchar afirmaciones como la que reproduzco a continuación:

“…Y con el tema del Bitcoin, lo que estamos es, podía decirlo así… disfrutando. Disfrutando porque se está poniendo en evidencia lo que muchos economistas de izquierdas y heterodoxos llevábamos tiempo diciendo. Y es que, las criptomonedas y, en particular, el Bitcoin (sic.), no aportan nada. De hecho, al revés, restan, porque existe un consumo energético tremendo para no aportar ningún tipo de utilidad y que, encima, para el colmo, se habían montado una burbuja especulativa en el que la gente, sobre todo los grandes inversores se estaban haciendo de oro a costa de que mucha gente perdiera ahí parte de sus ahorros, ¿no?

Entonces, es triste que la gente esté perdiendo sus ahorros, pero también, al mismo tiempo, es también una buena noticia que esa burbuja ya haya pinchado y que ya se haya visto, de buenas a primeras, como era nada más que un bluf. Esto es algo que muchos decíamos y se reían de nosotros y, ayer, Yago hizo un programa muy chulo en el que enseñaba esos tweets que todos estos fanáticos de las criptomonedas ponían por entonces, en plan, “guardad los tweets para enseñarlos dentro de un año y les daremos su merecido. Les enseñaremos lo que es el mundo de las criptomonedas” Pues, efectivamente, nos lo han enseñado para mal, para demostrar que eran un fiasco”

Eduardo Garzón Espinosa, en el canal de youtube “Pandemia Digital”, 19 de noviembre de 2022, (precio Bitcoin ese día 16,638$)

Entonces, ¿ya está?

¿Se equivocaba el profesor Pérez Marco cuando afirmaba que los bitcoiners no son libertarios que están en contra de las políticas sociales?

¿El no consenso libertario de los bitcoiners se limita a tomar una posición ideológica entre declararse anarco-liberal o iliberal?

¿Ser bitcoiner te obliga a posicionarte a la derecha del diagrama de Nolan más o menos arriba?

¿La única manera de que alguien de izquierdas se implique en economía es suscribir Letras del Tesoro para financiar al Estado y que este sea redistribuidor de la riqueza e impulsor de políticas sociales y ecológicas?, (como ha afirmado el propio Garzón en un reciente vídeo)

¿No es posible ser un bitcoiner progresista?

2. EL LIBRO ROJO DE SATOSHI

Álvaro D. María, en un tweet de 18 de junio de 2023, afirmaba lo siguiente: “…El inversor profesional tradicional lo va a tener fácil. Lo difícil va a ser para los pensionistas, boomers e izquierdistas que creen que esto es una cosa libertaria”

Sin entrar a valorar la ortodoxia de pensamiento de la gran mayoría de los seguidores de las tesis marxistas que consideran que “izquierda” es solamente lo que ellos digan y que dicho pensamiento haya calado, incluso, entre aquellos que poco o nada tienen que ver con ideologías de izquierdas, el matiz que, en este tweet, hace Álvaro D. María me parece muy interesante:

Los grandes perdedores en la nueva economía digital serán los pensionistas, (y resto de dependientes de ayudas sociales en dinero FIAT), boomers que no han sido capaces de adquirir las habilidades tecnológicas e “izquierdistas” negacionistas de la economía fuera del Estado, (en lo que no estoy de acuerdo con el autor del tweet es en el hecho de que Bitcoin no sea “una cosa libertaria”, como he expuesto al principio del artículo)

Así pues, ¿existe una izquierda que encaje dentro de la idea de Bitcoin? ¿Puede una persona de izquierdas abrazar Bitcoin sin perder un ápice de su conciencia progresista, ni sufrir por convertirse en “un rojo con Iphone”? (por pueril y maniqueo que sea este silogismo)

Es decir, ¿es compatible ser bitcoiner y, a la vez, un zurdo de mierda? (Dígase esta expresión a gritos, despeinado y sacando espumarajos por la boca, como haría algún político histriónico muy del gusto de los lectores)

Volvamos al principio, a los cypherpunks, origen de la idea que más adelante daría lugar a Bitcoin.

Cuando en revistas especializadas o artículos que hablan sobre criptomonedas y se menciona a los cypherpunks, siempre aparecen los mismos nombres que antes he mencionado: Hughes, May y Gilmore. Sin embargo, pocas veces se menciona a Jude Milhon, la denominada primera mujer hacker, de marcada conciencia libertaria, militante feminista, activista de los derechos civiles, activa en la desobediencia y perteneciente a la asociación Computer Professionals for Social Responsability.

Con esto quiero decir que, ha trascendido la idea por la que el germen de Bitcoin partía de las ideas de un grupo de personas anarcocapitalistas y admiradores de Hayek, pero en el grupo de los y la cypherpunk también había otros integrantes, en los que primaban la conciencia social por encima de la libertad económica.

Ideas como la de las ciudadelas, (donde ese “grupo de Youtubers”, en palabras de D.María, se refugiarían de los Estados), también están muy presentes dentro de la cosmovisión del libertarismo de izquierdas.

Sin irnos tan lejos a buscar falansterios prudhonianos del s.XIX, en 1990, el autodenominado “anarquista ontológico” Hakim Bey, ya adelantaba en su obra más famosa la creación de las Zonas Temporalmente Autónomas, (TAZ), siendo uno de los escritos fundacionales del movimiento agorista y que pone de manifiesto, la independencia en el ciberespacio o la capacidad de autoorganización al margen de los estados. El municipalismo libertario del historiador Murray Bookchin, y que se materializaría en los ayuntamientos de la república kurda de Rojava, es heredero directo de las TAZ de Hakim Bey.

La criptoeconomía, también es un pilar fundamental del Agorismo del filósofo libertario Samuel Konkin III, donde se aspira a construir una sociedad libre no a base de acciones políticas, sino a base de una contraeconomía fuera de los estados y sin reparos de mancharse las manos en los llamados “mercados grises”, (¿podría ser Ross Ulbritch, fundador de Silk Road, el mártir del agorismo?)

Mutualismo municipalista, agorismo, contraeconomía, criptoeconomía son términos que nos recuerdan que existe una izquierda libertaria más allá del viejo filósofo económico barbudo y donde una moneda seudónima e inconfiscable es necesaria.

¿Qué hubiera sido del anarcosindicalismo si, en vez de “vales de trabajo”, las comunas hubieran manejado un dinero inconfiscable como Bitcoin, (o anónimo como Monero), para sus cajas de resistencia? (Si un camionero canadiense consiguiese viajar en la máquina del tiempo, tal vez podría enseñarle a la CNT como combatieron con existo al gobierno de Justin Trudeau)

Aunque haya filósofos como el británico Mark Alizart que afirmen en su obra “Criptocomunismo”, que el sueño de Marx se hace realidad con Bitcoin, “desestabilizando al Estado e impidiendo que este vuelva a resurgir de sus cenizas, más fuerte todavía”, lo cierto es que una idea como Bitcoin se ajusta no tanto en el marxismo como sí en la corriente minoritaria del anarquismo llamado “post-izquierda”, contrario a la ortodoxia férrea de un marxismo controlador.

Es en esa izquierda libertaria que reniega de la relación entre la izquierda tradicional y la política en donde se ajusta la idea de un Bitcoin rojo.

Más arriba, he mencionado al escritor Kevin Carson, antes mutualista y hoy declarado anarquista sin adjetivos, (esa corriente de pensamiento que cree en la idea de una “panarquía” donde diferentes ideas libertarias puedan convivir en cantones separados) Carson, como otros tantos de la minoritaria post-izquierda son progresistas que beben de las teorías libertarias de Rothbard y del egoísmo de Max Stirner, exactamente igual que beben los economistas austriacos, sosteniendo su vaso con la mano derecha.

Aunque el universo Bitcoiner se llene de reaccionarios y criptobros, lo cierto es que existen pequeños espacios minoritarios para los bitcoiners con conciencia social, (el podcast “The Progressive Bitcoiner” es uno de ellos), y ya entrando fuera de Bitcoin y metiéndonos en las criptomonedas, un ejemplo de criptoeconomía social son la plataforma Ethichub de inversión en café de comercio justo, la ReFi o financias regenerativas en contraposición a las DeFi, (con la blcokchain de Celo a la cabeza), la economía Phi del argentino Alejandro Sewrjugin o el movimiento G1 del francés Stéphane Laborde, (invitado en WOB2023), y que intenta con su moneda libre Juna, replicar el milagro de Wörgl que soñó en su día el economista italiano Silvio Gesell.

Tal vez, la misión de los bitcoiners progresistas sea esa, la de convertirnos en divulgadores de la palabra y explicar que Bitcoin, es un vehículo de emancipación para las clases populares mayor que cualquier Estado paternalista. Y todo ello, a riesgo de ser devorados por los leones en un circo romano frente a las autoridades políticas e intelectuales a derecha izquierda.

Desde estas líneas invito a que, en nuevas ediciones, haya invitados en WOB2024 que pertenezcan a la disidencia ideológica y a las corrientes minoritarias del movimiento Bitcoin.

Quiero acabar esta reflexión como empecé, con esa frase de Ricardo-Pérez Marco que dice: “cuidadito con lo que no somos”

Bibliografía

  • Brill’s companion to anarchism and philosophy. (s. f.). Google Books.
  • Criptocomunismo, Buenos Aires, Ediciones La Cebra, 2020
  • Pandemia Digital. (2022, 19 noviembre). #ContraProgramaLaSexta Edición Especial primer aniversario [Vídeo].
  • Ontological anarchy, the temporary autonomous zone, and the politics of cyberculture a critique of Hakim Bey. Angelaki.
  • Malendowicz, P. (2022). Non-anarchist anarchisms and anarchisms of non-anarchist origin in contemporary political thought. Athenaeum, 75(3), 67-86.
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